domingo, 3 de enero de 2010

El novio

No se trata del novio de mi hija mayor, claro. Nini es precoz, pero no tanto...

Hoy ha venido a comer mi tata (mi mejor amiga, que es como mi hermana, en parte le puse su nombre a mi hija pequeña por eso), y nos ha presentado a su nuevo novio.

Más que como una amiga, me sentía casi como una suegra, y eso que ella es la mayor de las dos, pero claro, al estar con el marido y las hijas, mientras que ella tiene una relación que acaba de empezar, y encima teniendo que pasar la "prueba de fuego" (porque nos encantaría que todo le vaya bien, forme una familia y nos podamos ir de camping y todo eso), de verdad que me he visto a mí misma con la lupa y la libretita tomando notas.

Además, desde que estudio psicología todo el mundo espera que le psicoanalice o le haga un perfil psicológico o que les explique porqué son así los hombres (eso ni haciendo un doctorado se consigue), así que era bastante difícil estar relajada para conocer al chico sin más...

Al final, la cosa ha resultado bastante bien. Nos gustaría volver a quedar y conocerle un poco más, porque con dos crías a las que alimentar, cambiar pañales, poner a dormir... resulta difícil mantener grandes conversaciones, pero la primera impresión no ha estado mal (que no es poco).

Eso sí, dice que cuando tenga niños no piensa cambiarles el pañal. Vamos a ver, alma de cántaro (y hombres en general), ¿pensáis que nosotras tenemos una mascarilla incorporada que nos hace inmunes a cualquier olor? Con el tema de los bebés y los hombres no sé ni por dónde empezar: ni a los bebés se les suelta la cabeza del cuello cuando les coges ni los pañales huelen tan mal (al menos mientras toman leche materna) ni es tan horrible que te salpiquen un poco de pis o que te vomiten encima (perdón por la parrafada escatológica).

Pienso que cualquier momento es bueno para acercarse un poquito más a tu bebé, pasar un ratito cara a cara hablándole o canturreándole o acariciándole, y que todo se ha de ver como una oportunidad para conocer a esa personita y no como un engorro. Es verdad que a veces estamos muy cansados y estamos deseando escurrir el bulto y que lo haga otro, pero este tiempo pasa muy deprisa, y en nada tienes un trasto que corretea, que salta, que grita... y tu bebé ya no está, y ya puedes dormir toda la noche del tirón, y no hay que darles el pecho ni cambiar pañales ni bañarlos ni vestirlos porque lo hacen todo solos (Nini está a un paso de hacer todo eso sola, y no tiene ni 20 meses).

Mmmmm, se nota que estoy aún en la cuarentena, soy monotemática... Bueno, bitemática: o hablo de niños o de la carrera. ¡A ver si exploro nuevos horizontes!

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