jueves, 7 de enero de 2010

¡Por fin las notas!

A algunos consultores ya les vale. Entiendo que son humanos, que también quieren disfrutar las fiestas, que uno ha tenido a su madre enferma, y que entregando una PAC (prueba de evaluación contínua, por sus siglas en catalán) el día 30 es difícil publicar la nota el 31. Pero no es lo mismo prepararse una PV (prueba de validación) que un examen, y no puede ser que no tengamos la nota hasta hoy teniendo que ir ya el 13 al primer turno de exámenes.

Lichi nació el 30 de noviembre a las 5 de la mañana. Ese mismo día, a las 13h, estuve haciendo una PAC con el portátil en la mesita con ruedas que se usa en los hospitales para poner la bandeja de la comida porque tenía que entregar la prueba al día siguiente. Si yo puedo estar haciendo una PAC diez horas después de parir (y también mientras doy el pecho, y en Navidad, y el día de la Constitución, y la Inmaculada... para los estudiantes de la UOC no hay fiestas ni vacaciones que valgan), un consultor puede corregir aunque sea 1 de enero. Que pidan más sueldo y si no les gusta que se dediquen a otra cosa, pero no pueden dejarnos en vilo a cinco días de ir a hacer las pruebas.

Acabado mi despotricamiento, decir que he aprobado las tres asignaturas de las que seguí la evaluación contínua, que sólo falta validar, y Genética ya se verá, que la dejé para examen. Me gustaría aprobar las cuatro, claro, pero aunque tuviera que volver a hacer Genética el semestre próximo no es mal balance tener tres asignaturas más aprobadas y otra hija.

¡Sólo me faltan 17 asignaturas para acabar la carrera!

miércoles, 6 de enero de 2010

Día de los Presidentes de la República (es lo que tiene no ser ni monárquica ni creyente)

Hoy hemos pasado el día en casa de mi suegro. No ha estado mal, a la altura de una tarde en el dentista o aquella vez que me operaron los ojos con láser... Básicamente, mis visitas a mi suegro consisten en morderme la lengua para no decirles ni a él ni a mi cuñado lo que pienso, sonreir y aburrirme como una ostra, porque encima no dejan ni respirar a Nini (mi hija mayor), así que ni siquiera puedo disfrutar de ella...

Por no ir bien, ni siquiera me ha gustado el Roscón. Y eso que a mí me gusta todo lo dulce, con la única excepción del mazapán. Sé que lo tradicional es que el roscón esté relleno de mazapán, pero mi plan para este día era pasarlo con mi mejor amiga y su pareja, que trajeran un buen roscón (de nata) y que lo pagara al que le hubiera tocado "la faba". Pero había que igualar el marcador ("hemos comido tres veces con tu familia y sólo una con la mía").

Mis padres siempre prefirieron darnos los juguetes en Navidad (con buen criterio, así podíamos jugar todas las fiestas con ellos), y además mi padre es un ateo convencido (con siete años se cambió de pasillo para no recibir la hostia en su 1ª Comunión), así que nunca celebramos Reyes. Ahora tengo intención de hacer lo mismo con las niñas, aunque sí me gustaría comer el roscón. Este año aún no se enteran, pero empieza a ser hora de decidir qué tradiciones queremos establecer.

Por otro lado me asalta una duda: ¿realmente quiero mentirles con todo lo de Papá Noel y compañía? Mi hermano se encargó de la famosa revelación "los-Reyes-son-los-padres" cuando yo tenía tres años, así que mis padres no tuvieron que mantener el engaño. De hecho, mis padres cuentan que un día me acerqué a ellos y les dije "vosotros siempre decís que no tengo que decir mentiras, pero vosotros mentís con lo de Papá Noel porque sois vosotros los que compráis los juguetes (¡qué articulada que sueno para tener tres años!)".

¿Qué hacer? ¿Mantener la magia de la Navidad que los adultos perdimos hace tanto para disfrutarla con ellos, o enseñarles en la sinceridad (aunque apreciando la magia que tienen tantas cosas como que consigamos ver la luz que emiten las estrellas a pesar de estar tan lejos, cómo de las pequeñas flores blancas del cerezo acaba saliendo una fruta tan rica o dos células haploides acaban convirtiéndose en dos personitas sobre las que gira mi existencia)?

Creo que la cursilería general del último párrafo ha quedado compensada con el detalle técnico de las células haploides (¡lo que aprende una en genética!), ¿no?

domingo, 3 de enero de 2010

El novio

No se trata del novio de mi hija mayor, claro. Nini es precoz, pero no tanto...

Hoy ha venido a comer mi tata (mi mejor amiga, que es como mi hermana, en parte le puse su nombre a mi hija pequeña por eso), y nos ha presentado a su nuevo novio.

Más que como una amiga, me sentía casi como una suegra, y eso que ella es la mayor de las dos, pero claro, al estar con el marido y las hijas, mientras que ella tiene una relación que acaba de empezar, y encima teniendo que pasar la "prueba de fuego" (porque nos encantaría que todo le vaya bien, forme una familia y nos podamos ir de camping y todo eso), de verdad que me he visto a mí misma con la lupa y la libretita tomando notas.

Además, desde que estudio psicología todo el mundo espera que le psicoanalice o le haga un perfil psicológico o que les explique porqué son así los hombres (eso ni haciendo un doctorado se consigue), así que era bastante difícil estar relajada para conocer al chico sin más...

Al final, la cosa ha resultado bastante bien. Nos gustaría volver a quedar y conocerle un poco más, porque con dos crías a las que alimentar, cambiar pañales, poner a dormir... resulta difícil mantener grandes conversaciones, pero la primera impresión no ha estado mal (que no es poco).

Eso sí, dice que cuando tenga niños no piensa cambiarles el pañal. Vamos a ver, alma de cántaro (y hombres en general), ¿pensáis que nosotras tenemos una mascarilla incorporada que nos hace inmunes a cualquier olor? Con el tema de los bebés y los hombres no sé ni por dónde empezar: ni a los bebés se les suelta la cabeza del cuello cuando les coges ni los pañales huelen tan mal (al menos mientras toman leche materna) ni es tan horrible que te salpiquen un poco de pis o que te vomiten encima (perdón por la parrafada escatológica).

Pienso que cualquier momento es bueno para acercarse un poquito más a tu bebé, pasar un ratito cara a cara hablándole o canturreándole o acariciándole, y que todo se ha de ver como una oportunidad para conocer a esa personita y no como un engorro. Es verdad que a veces estamos muy cansados y estamos deseando escurrir el bulto y que lo haga otro, pero este tiempo pasa muy deprisa, y en nada tienes un trasto que corretea, que salta, que grita... y tu bebé ya no está, y ya puedes dormir toda la noche del tirón, y no hay que darles el pecho ni cambiar pañales ni bañarlos ni vestirlos porque lo hacen todo solos (Nini está a un paso de hacer todo eso sola, y no tiene ni 20 meses).

Mmmmm, se nota que estoy aún en la cuarentena, soy monotemática... Bueno, bitemática: o hablo de niños o de la carrera. ¡A ver si exploro nuevos horizontes!

sábado, 2 de enero de 2010

Algo de mí

A los 14 años, tenía dos cosas claras en la vida: quería tener hijos y ser psicóloga (no en ese orden, aunque haya acabado siendo así).

Luego se cruzó en mi vida la profe de mates de 2º de BUP. Entre que Dior no me había llamado por el camino de los números y esta buena mujer que debía estar borracha el día que corrigió mi examen de Suficiencia, porque era imposible que hubiera aprobado (a pesar de la curiosidad, por si acaso no me presenté a la revisión de examen, no fuera a darse cuenta de su error), me vi obligada a coger letras puras y olvidarme de lo de ser psicóloga.

En cuanto a lo de los hijos, el futuro padre no tuvo a bien cruzarse en mi vida hasta los 28. Para entonces mi reloj biológico era como el Big Ben, pero aún así esperamos más de dos años antes de ponernos a ello, y como los niños no los reparte Telepizza, pues aún tardamos un poquito más en ser padres.

Fueron unos años intensos: vivimos en Inglaterra e Italia, nos casamos (en una boda relámpago en Inglaterra), volvimos a la madre patria... ¡y descubrí que podía estudiar Psicología en la UOC (Universitat Oberta de Catalunya) aunque no tuviera las dichosas mates!

Como eso de empezar una carrera a los 30 no era suficiente reto, aquí estoy con dos niñas de 1 y 19 meses, y estudiando Genética (Dior tampoco había hecho extensiva su llamada a la biología...). Por suerte, cuento con la inestimable ayuda del padre de las criaturas y de los abuelos, y con la moral que da pensar que el año que viene me licencio (pase lo que pase, ¡aunque decidamos tener "3 under 3"!).

viernes, 1 de enero de 2010

Propósitos de Año Nuevo

¿Dejar de fumar? Soy asmática, ¡nada más me faltaba!

¿Dejar el alcohol? Dado que he encadenado dos embarazos con sus correspondientes lactancias, llevo sin beber desde... abril de 2007.

¿Hacer dieta? Con la lactancia te recomiendan no hacer dieta. Eso sin tener en cuenta que la lactancia te hace tener un hambre que te comerías hasta los envases...

¿No ir con malos hombres? Ejem (si ya es complicado estar con mi santo)...

¡Mmmmm, vaya con la listita de marras! A ver que piense... ¡Ya lo tengo! Tres propósitos para este año:

- Ser constante con mi nuevo blog (me parece que es algo así como el quinto que empiezo, a ver si tengo tiempo para mimarlo un poquito).

- Aprobar genética (cuando me quite esta dichosa asignatura de encima el mundo tendrá otro color).

- No parir ningún chiquillo (después de tener un parto en 2008 y otro en 2009, espero un 2010 birth-free).

¡Yo creo que podré!